Juro que esta mujer me ha partido los sesos,
porque ella sale y entra como una bala loca,
y abre mis parietales y nunca cicatriza,
así sople el verano o el invierno,
así viva feliz sentado sobre el triunfo
y el estomago lleno, como un cóndor saciado,
así padezca el látigo del hambre,
así me acueste
o me levante, y me hunda de cabeza en el día
como una piedra bajo la corriente cambiante
así toque mi cítara para engañarme, así
se abra una puerta y entren diez mujeres desnudas,
marcadas sus espaldas con mi letra, y se arrojen
unas sobre otras hasta consumirse.
juro que ella perdura porque ella sale y entra
como una bala loca,
me sigue a donde voy y me sirve de hada
me besa con lujuria
tratando de escaparse de la muerte,
y, cuando caigo al sueño, se hospeda en mi columna
vertebral, y me grita pidiéndome socorro,
me arrebata a los cielos, como un cóndor sin madre
empollado en la muerte.
G. Rojas
1940
Carta del suicida
4:21
Etiquetas:
gonzalo rojas,
poesía
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1 comentarios:
Habría que crear un premio magistral para este tipo de poemas que viajan por la sangre se alojan en el hemisferio derecho, le echan una mirada fulgurante al otro hemisferio y se devuelven por el torrente como un hilo inmaculado de placer.
gracias
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